Previsiones económicas para 2023: se evita la recesión en la UE

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Commissione europea

Futuro prometedor para la economía de la UE, que entró en 2023 en mejores condiciones de lo previsto en otoño. Según las previsiones intermedias de invierno de la Comisión Europea, las perspectivas de crecimiento para este año aumentan al 0,8% en la UE y al 0,9% en la eurozona. Tanto en la UE como en la eurozona debería evitarse la recesión técnica anunciada para finales de año. Las previsiones también rebajan ligeramente las proyecciones de inflación para 2023 y 2024.

Tras una expansión sostenida en el primer semestre de 2022, el crecimiento disminuyó en el tercer trimestre, aunque algo menos de lo previsto. A pesar de las excepcionales perturbaciones negativas, la economía de la UE evitó la contracción en el cuarto trimestre prevista en las previsiones de otoño. La tasa de crecimiento anual para 2022 se estima actualmente en el 3,5% tanto en la UE como en la zona del euro.

La evolución favorable en comparación con las previsiones de otoño ha mejorado las perspectivas de crecimiento para este año. La continua diversificación de las fuentes de suministro y la fuerte caída del consumo han dejado los niveles de almacenamiento de gas por encima de la media estacional de los últimos años, y los precios del gas al por mayor han caído muy por debajo de los niveles anteriores a la guerra en Ucrania. Además, el mercado laboral de la UE ha seguido funcionando bien y la tasa de desempleo se ha mantenido en su mínimo histórico del 6,1% hasta finales de 2022. La confianza está aumentando y los análisis de enero indican que la actividad económica también debería evitar una contracción en el primer trimestre de 2023.

Sin embargo, según el análisis de la Comisión, persisten fuertes elementos negativos. Los consumidores y las empresas siguen haciendo frente a los elevados costes de la energía y la inflación subyacente (inflación global excluidos los productos energéticos y los alimentos no elaborados) siguió aumentando en enero, erosionando aún más el poder adquisitivo de los hogares. Mientras persistan las presiones inflacionistas, se espera que continúe el endurecimiento monetario, lo que pesará sobre la actividad empresarial y frenará la inversión.

Las previsiones intermedias de invierno apuntan a un crecimiento del 0,8% en la UE y del 0,9% en la zona euro para 2023, respectivamente 0,5 y 0,6 puntos porcentuales más que en las previsiones de otoño. La tasa de crecimiento para 2024 se mantiene sin cambios en el 1,6% y el 1,5% para la UE y la zona del euro, respectivamente. Al final del periodo de previsión, el volumen de producción será casi un 1% superior al de las previsiones de otoño.

 

Tras un pico en 2022, se espera que la inflación disminuya durante el periodo de previsión

Tres meses consecutivos de moderación de la inflación general indican que se ha superado el pico, como se preveía en las previsiones de otoño. Tras alcanzar un máximo histórico del 10,6% en octubre, la inflación disminuyó y la estimación preliminar de enero indica que caerá al 8,5% en la zona euro. El descenso se debió principalmente a la caída de la inflación de los bienes energéticos, mientras que la inflación subyacente aún no ha tocado el pico.

 

La previsión de inflación se revisó ligeramente a la baja en comparación con el otoño, reflejando principalmente la evolución del mercado de la energía. En la UE, se espera que la inflación global disminuya del 9,2% en 2022 al 6,4% en 2023 y al 2,8% en 2024. En la eurozona se espera que caiga del 8,4% en 2022 al 5,6% en 2023 y al 2,5% en 2024.

 

La balanza de riesgos sobre las perspectivas está más equilibrada

Aunque la incertidumbre en torno a las perspectivas sigue siendo elevada, los riesgos para el crecimiento están globalmente equilibrados. La demanda interna podría resultar más elevada de lo previsto si las recientes caídas de los precios al por mayor del gas se repercutieran con más fuerza en los precios al consumo y el consumo demostrara ser más resistente. Sin embargo, no puede descartarse una posible inversión de esta caída de precios, dadas las continuas tensiones geopolíticas. La demanda exterior también podría mostrarse más robusta tras la reapertura de China, lo que, sin embargo, podría alimentar la inflación mundial.

 

Los riesgos para la inflación siguen estando vinculados en gran medida a la evolución de los mercados energéticos, lo que refleja algunos de los riesgos identificados para el crecimiento. Especialmente en 2024, prevalecen los riesgos al alza para la inflación, ya que las presiones sobre los precios podrían resultar mayores y más arraigadas de lo previsto si el crecimiento salarial se estabiliza en tasas superiores a la media durante un periodo prolongado.

 

05/03/2023