Lean Start-up, cómo iniciar un negocio de forma inteligente

Browse
Startup

Comenzar un nuevo negocio implica riesgos que pueden ser más o menos estimados por los nuevos empresarios. ¿Tendré suficientes clientes? ¿ Mi producto encontrará canales de distribución? ¿Podré crear una estructura de soporte que pueda crecer y sostenerse? ¿Tendré suficientes recursos económicos, humanos y tecnológicos? Estas son solo algunas de las preguntas que una nueva empresa y sus gerentes deben hacerse. Sobre todo las empresas innovadoras, que se centran principalmente en el producto y en la tasa de tecnología e innovación que contiene, se exponen al riesgo de un fracaso prematuro, especialmente si se están experimentando por primera vez o se trata de un producto verdaderamente innovador que el mercado no adopta rápidamente.

Los expertos en start-up han estudiado qué empresas tienen éxito en su intento y cuáles fracasan, estableciendo cuáles son las claves del éxito o no de una iniciativa empresarial. El resultado de esta investigación es la metodología Lean Start-up. Propuesta por Eric Ries en 2008, la metodología permite a las empresas de tecnología desarrollar y probar el producto o servicio de forma rápida, con actualizaciones cíclicas, modificaciones cercanas y una estructura empresarial que crece con las necesidades del producto. Según Ries, las start-up fallan si no entienden completamente las necesidades de los clientes. El objetivo no debe ser trabajar más allá de la tecnología adquirida y seguir hacia adelante, sino volver atrás para encontrar las necesidades que deben satisfacer, y los resultados económicos que se deben alcanzarse.

La metodología Lean elimina la pérdida de tiempo y dinero en la cadena que lleva a definir el valor del producto, especialmente durante la fase inicial de la vida empresarial, para evitar tener que recurrir a grandes inversiones o planes de negocios complicados. El valor decisivo es el feedback del consumidor final, que garantiza a la empresa un flujo de información útil para no invertir tiempo y dinero en el desarrollo de servicios o funciones que el usuario no desea. El feedback se estimula a través de pequeñas mejoras incrementales del producto/servicio y se registra a través de un conjunto de indicadores clave de rendimiento.

Los elementos que garantizan la suficiente satisfacción o percepción del valor del producto se mantienen, los demás se descartan. Por lo tanto, la empresa no produce un servicio estático, sino que envía al mercado un producto que ya ha alcanzado un nivel mínimo de funcionalidad, el llamado Minimum Viable Product, y lo completa con el tiempo agregando o modificando funciones basadas en la respuesta del mercado. La metodología no tiene nada que ver con la cantidad real de recursos implementados por la empresa o por los inversores, sino que se centra en la escucha activa y proactiva al cliente, para satisfacer las solicitudes utilizando los recursos disponibles de manera racional.

Argomenti
Investigación e Innovación, Start-up y Empresas Innovadoras
30/03/2019