La elección de la empresa individual

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La empresa individual es la forma jurídica más ágil y menos costosa porque:

  • puedes tomar las decisiones sobre tu actividad tú solo y sin procedimientos especiales;
  • puedes abrir tu actividad sin aportar capital y sin acto notarial;
  • su gestión no implica costes elevados;
  • no tienes la obligación de redactar y presentar un balance anual;
  • la gestión de la contabilidad y los correspondientes trámites son muy simplificados.

En contrapartida, la sociedad individual implica también algunas desventajas:

  • la responsabilidad por las deudas de tu empresa es personal;
  • la responsabilidad por las deudas de tu empresa es ilimitada;
  • no hay socios con los que puedas colaborar y adoptar las decisiones;
  • si tus beneficios son elevados, no existe una adecuada conveniencia fiscal.

Ejemplo: supongamos que el empresario responsable de la empresa individual ABC di Rossi Mario posee en su patrimonio personal un apartamento del valor de 250.000 euros, un automóvil evaluado en 20.000 euros, y que su empresa tiene deudas por 220.000 euros.  Si la empresa no lograra saldar sus deudas, los acreedores del empresario podrían decidir resarcirse con su apartamento.

Ejemplo: supongamos ahora que el empresario responsable de la empresa individual Hermes di Verdi Giovanni obtiene un beneficio de 70.000 euros. La tributación directa sobre el beneficio empresarial de la empresa Hermes es de 23.370 euros. En cambio, si el señor Giovanni Verdi hubiera constituido una sociedad de capital, la imposición sobre su renta empresarial habría sido de 21.980, con un ahorro fiscal de 1.390 euros.

En conclusión, se trata de una forma jurídica que es adecuada si quieres realizar pequeñas inversiones y asumir riesgos no elevados.

 

Actualizado el 17/06/2017